Frederic Chopin, el gran compositor, no es un motivo susceptible de bromas para los polacos. Sin embargo, un cómic patrocinado por el gobierno lo presenta como un roquero malhablado que da un concierto en una prisión con su hermano ex-convicto y cabeza rapada.
El cómic, que forma parte de de una presentación sobre el pianista en el 150 aniversario de su muerte, fue pagado por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Polonia y su objetivo era distribuirlo en las escuelas intermedias de alemán.
El proyecto, denominado “Chopin, el nuevo romántico”, reunió a algunos de los mejores artistas gráficos de Polonia y Alemania, que aportaron su visión y sentimiento sobre un tema que suele estar envuelto de orgullo patriótico.
Sin embargo, cuando se corrió la voz acerca del enfoque del libro de Chopin, estalló el escándalo. Ahora el ministerio ha decidido retirar los 2.000 ejemplares del libro, cuyo coste de impresión fue de 37.000 dólares.
“Se trató de un error de un empleado de la embajada en Berlín", ha justificado Radoslaw Sikorski, el ministro de Relaciones Exteriores de Polonia. "El único pesar que tengo es que no puedo despedirle por una decisión tan escandalosa porque ya no trabaja para el Ministerio de Asuntos Exteriores”.
El escándalo demuestra que los polacos aún tienen poca capacidad para burlarse de sí mismos o de sus símbolos nacionales, a diferencia de los checos, sus vecinos del sur.
Uno de los símbolos de mayor renombre en Praga es la estatua del príncipe Wenceslao, un gobernante medieval, encima de su caballo de bronce, que custodia una de las principales calles de la ciudad.
Dentro de un centro comercial cercano, una copia de la misma estatua cuelga del techo, con el príncipe a lomos de un caballo muerto boca abajo con la lengua fuera.
En otro lugar de la capital se encuentra una fuente que reproduce canciones patrióticas mientras que dos estatuas de bronce de dos hombres orinan en el mapa de la República Checa.
El cómic de Chopin no era tan atrevido como eso, pero la idea era romper con algunos de los estereotipos y atraer el interés de los jóvenes alemanes sobre un compositor clásico.
“Esto es algo que nunca debería haber sucedido” –el formato del cómic es inaceptable- afirma Jan Borkowski, viceministro de Asuntos Exteriores.
Krzysztof Ostrowski, el autor del escandaloso cómic, estaba tratando de meter un poco de diversión en torno a la pomposidad de Chopin, particularmente evidente en el aniversario de su muerte, que había sido objeto de una campaña mundial de promoción tanto de Polonia como del pianista.
“Cuando estaba trabajando en el cómic no me dijeron a qué tipo de público objetivo se dirigía”, según declaró al periódico Rzeczpospolita, señalando que los adolescentes casi seguro que conocen todos los vulgarismos empleados en su historia, en la que trató de adaptar la jerga adecuada utilizada en las prisiones.
“Sólo quería contar una historia interesante.", asegura.
Los polacos son enormemente sensibles respecto a la forma en que aparecen ante los ojos de los alemanes.
Aunque muchos alemanes, incluyendo a la canciller Ángela Merkel, alaban a Polonia por su sindicato Solidaridad y por su papel en la superación del comunismo europeo, y a Alemania le sigue atormentando la culpa por su sangrienta ocupación de Polonia durante la II Guerra Mundial, Polonia es vista de manera muy diferente en la cultura popular alemana.
Hay chistes sobre los ladrones de coches en Polonia y otros pequeños comerciantes, una de las secuelas de las décadas de 1980 y 1990, cuando los polacos pobres inundaron Alemania.
La susceptibilidad de Polonia quedó bien demostrada cuando Lech Kaczynski, presidente de Polonia, que murió en accidente aéreo el año pasado, canceló una cumbre en 2006 con sus homólogos francés y alemán después de que un diario alemán se burlara de él llamándole “patata”.
Un cómic sobre Chopin podría haber ayudado a pintar Polonia con una luz diferente, a pesar de que probablemente va a suceder de todas formas gracias a la decisión de Alemania de abrir sus fronteras a los trabajadores polacos a partir de este mes de mayo.
Se espera que se produzca el movimiento de varios cientos de miles de polacos hacia el oeste, en un movimiento migratorio similar al que se produjo en Gran Bretaña después de la entrada de Polonia en la Unión Europea en 2004.
El impacto no se hizo esperar con un enorme número de trabajadores polacos en Gran Bretaña, que básicamente cambiaron la imagen del país.
Sin embargo, este embrollo provocado por el cómic es probable que ponga al ministro de Asuntos Exteriores en contra de los artistas vanguardistas cuando Polonia ostente la presidencia de la Unión Europea durante el segundo semestre del año.
Cuando los checos tuvieron su turno en la Unión Europea, David Cerny, el mismo artista que creó el caballo y las estatuas que orinan, creó un collage enorme enviado a Bruselas que hacía chistes de varios países europeos, comparando a Bulgaria con un inodoro, a Polonia con un campo de patatas con los clérigos izando una bandera del orgullo gay, y a Suecia con una caja de muebles de Ikea.
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